LAS MALAS 》COMISARIADO DE EXPOSICIÓN COLECTIVA EN TORNO A LA IDEA DE «MALDAD» EN LA CASA ENCENDIDA

PREMIO INÉDITOS 2022

LAS MALAS es una exposición colectiva comisariada por Núria Gómez Gabriel que parte de una clara referencia a la novela Las Malas (2021) de la autora argentina Camila Sosa Villada para centrar su atención en torno a la idea de «maldad» como forma de pensar y como lugar en el que emerge la génesis de estructuras materiales, comunidades, comportamientos, escenas, tabúes, prohibiciones, miedos y deseos que se encuentran en el seno de toda ideología, de toda realidad social consensuada y de sus códigos éticos y morales. La novela tiene hermosas escenas de gran potencia revolucionaria contra las horcas de la moral blanca y heteropatriarcal, así que la muestra toma prestado el nombre de su infierno revolucionario para trabajar en la propuesta curatorial  en la que confluyen las obras de artistas como dj_Sônia (Ángela Millano y Blanca G. Terán), Elif Satanaya Özbay, Marian Garrido, Álvaro Chior, Raquel G. Ibáñez, Lucía C. Pino, Andrea González y Eva Geist; el diseño espacial de Blanca G. Terán y los ensayos textuales de Marta Echaves, José Begega y la misma curadora. El diseño visual de la identidad y de la publicación asociada es de José Duarte.

DISEÑO ESPACIAL

El diseño espacial de la sala de exposiciones E de La Casa Encendida ha sido concebido a partir del gesto irónico de invertir la orientación de un espacio eclesiástico, un contenedor de moral, siempre orientado a la Tierra Sagrada, configurando así una serie de líneas en planta que se disponen como una cruz latina invertida, cruz satánica o cruz del mal. Los materiales que encontramos en este diseño son el resultado de una investigación por parte de la artista, arquitecta y diseñadora Blanca G. Terán en conversación con la curadora en torno a los “materiales del Mal”, o lo que el crítico inglés Mark Fisher describiría bajo el concepto de Materialismos Góticos, en el contexto específico de la construcción y de la especulación tanto en centros comerciales, salas de exposiciones o espacios doméstico. Así, materiales y calidades como las del pladur o el gotelé conviven en un diseño espacial que pervierte, a su vez, la ficción del contenedor institucional “sala de exposiciones”. Según Blanca G. Terñan «el pladur es barato, es artificio, imitación de la norma, cubo blanco, ascensión de las clases obreras, monopolio de la industria de la construcción local y especulación inmobiliaria, corrupción, España. También se usa para recorridos ciegos y cerrados en espacios expositivos, es la primera opción para obras y reformas en nuestro territorio: instituciones, viviendas, centros comerciales, estaciones de autobús, baños, museos arquelogicos… el pladur tapa lo que ya estaba ahí. La propuesta trabaja con dos caras del pladur: una que deja las placas sin enlucir ni pintar, y otro la cara vista del tabique, es decir la estructura metálica y trasera de la placa rematada con un acabado de gotelé proyectado, otro mal local.»

 

OBRAS

El frío antes de caer, dj_Sônia (Ángela Millano y Blanca G. Terán), 2022. Instalación. Edredones y cadena de acero zincada.

La instalación escultórica El frío antes de caer (2022) de dj_Sônia (Ángela Millano y Blanca G. Terán) abre la exposición y se dispone a la entrada de la sala como un presagio o portal perverso. A partir de su investigación artística club de durmientes o dormódromo,un dispostivo performático que consiste en generar una comunidad para pasar la noche juntas e incorporar el insomnio con el deseo de cuidar el sueño de las demás, las artistas llevan más de dos años activando los estados de vigilia como una rotura de cualquier narrativa lineal de la mente lúcida y conformaría un espacio liminal en el que sería posible ahondar en un cuerpo blando vulnerable que no responde a conductas predeterminadas o pensadas… En esta ocasión, dj_Sônia parte de la materialidad de los edredones para pervertir la horizontal del cuerpo en reposo hacia el infierno de la vertical. Como dicen ellas: “un cuerpo humano en horizontal es capaz de entregar gran parte de su peso a la gravedad y de permitir que un porcentaje alto de su masa muscular no luche contra la vertical que implica que una infinidad de músculos y articulaciones trabajen para no caer en el estado físico más ecológico de un cuerpo y que probablemente sería la horizontal”.

 

Boxer, Biker, Ring, Cycle, Elif Satanaya Özbay, 2019. Videoinstalación. Video 4K 3840 × 2160 y audio estéreo de 9:02 minutos en loop.

La pieza de video Boxer, Biker, Ring, Cycle (2021) de la artista Elif Satanaya Özbay nos acerca al espectro de la diáspora turca. Inspirándose en historias ominosas reales e incidentales y en los cuentos populares tradicionales, su ficción gótica se ve protagonizada por dos personajes que tratarían de deshacerse de sus demonios internos. Por un lado Kardash, el boxeador interpretado por su propio hermano que encarnaría al demonio nocturno del folclore turco Karabasan; y por el otro,  una mujer con velo que quema hierbas y participa de una ceremonia de bienvenida a las fuerzas externas del más allá. A partir de aquí, la historia que nos presenta Özbay dibuja un mapa del terror psíquico provocado por aquello que se reconoce socialmente como “problemas de salud mental”. Las imágenes de su película nos acercan a las vivencias psíquicas del propio hermano de la artista y a los comportamientos sociales y políticos que fueron la fuente de sus terrores nocturnos, estados de ira y frustración que únicamente encontrarían su vía de escape y liberación mediante la práctica del boxeo.

Round O, Raquel G. Ibáñez, 2017-18. Instalación sonora. Bata de boxeo bordada, espacio vacío, pista de audio estéreo de 34:00 minutos en loop.

Round 0 de Raquel G. Ibáñez conecta las experiencias cercanas a la muerte y los knockout de los deportes de contacto como un espacio-tiempo de suspensión de la consciencia en el que la vida y la muerte se diluyen. Su investigación artística parte de la concepción de Kathy Acker sobre el ejercicio físico como un encontronazo con el caos el fracaso y nuestra propia mortalidad e indaga acerca de la práctica del shadowboxing: la técnica de entrenamiento físico que consiste en pelear contra el aire y en la que se acompasan los golpes con grandes exhalaciones sonoras o gritos denominados kiai, palabra que significa “unión de espíritus” en japonés. En round 0, el propio cuerpo de la artista es la principal herramienta de investigación y aprendizaje. La presencia de este cuerpo y la materialidad de su flujo sonoro kiai opera como el narrador principal de una acción que atiende al tacto y el contacto como formas de transmisión que redirigen la atención a la piel lo muscular y lo molecular, hasta finalmente lo invisible y lo intangible. Su trabajo sería sería algo así como una literatura muscular o una mística háptica: una forma de contactar con los espectros contra los que luchamos día a día como la necesidad de permanecer de controlar de vencer aun siendo imposible a la propia muerte.

WASD, Álvaro Chior, 2018-2022. Escultura. Neumático y soportes de TV. / RECOIL, Álvaro Chior, 2018-2022. Escultura. Acero y carbón vegetal.

En 2018, Alvaro Chior trabajó en su instalación Bloody humans en la que el artista gallego recreó, con una serie de materiales encontrados en la embajada británica, un ambiente de creepypasta de oficina inspirado en la sensación de abandono y desolación propia de los paisajes apocalípticos de los videojuegos de shooting. Mediante la alteración y hackeo de los materiales encontrados (botellas de agua, carpetas, documentación, etc.) el artista inició un proceso de alfabetización del mal que parte de las formas y trazos que emergen de la resaca del uso de las armas en entornos recreativos como el de counter-strike de Microsoft. En el contexto de esta exposición, Chior retoma, las formas prediseñadas por las empresas de videojuegos con el fin de simular una “organicidad gestual propiamente humana”, y que las jugadoras repiten al milímetro hasta que las memorizan consiguiendo así que su arma de batalla no se mueva al disparar, para materializar sus esculturas WASD y RECOIL (2018-2022). Si RECOIL es la repetición y superposición de los gestos de entrenamiento y perfección ejecutados por las usuarias-shooters materializados en acero; la forma de WASD es el resultado de la superposición de las letras que conforman las palabras que definen este tipo de entornos, materializada en neumático y coligada de soportes de TV, haciendo alusión así a la interface de los videjuegos. El proceso de creación escultórica de Alvaro Chior consistiría pues en desnaturalizar la maldad semántica mediante una repetición intencionada o una mutabilidad de soporte que abandonaría nuestro cuerpo-pantalla y que materializaría la forma de sus letras-disparo.

Hair of the dog, Marian Garrido, 2022. Escultura. Metacrilato, pelo, tierra, suciedad, ruedas, resina, ortigas, poliéster, materiales de desecho.

En el mismo eje del MAL de la “chaterrería existencial” gravitarían los procesos de ensamblaje y mutabilidad que plantea Marian Garrido. Interesada en la estética hardcore de la maldad contemporánea la artista revisita la historia Gilles de Rais: el mariscal de Francia que otrora fue mano derecha de Juana de Arco y que después de la muerte de esta comenzó una serie de crímenes a niñes que culminarían en una orgía de lo innombrable y que asociarían su nombre a lo maldito, violento y abyecto. Siguiendo la estela del asesino en serie medieval, conocido popularmente como barba azul, y continuando con su exploración de la cultura acelerada de consumo, Marian Garrido presenta, en el contexto de esta exposición, su nueva obra Hair of the dog (2022). Una instalación escultórica que materializa un posicionamiento radicalmente sensible a la suciedad, los hongos, lo contra-natura, la supervivencia de las malas hierbas, el triunfo de la velocidad y el ruido, las malformaciones, el resquemor de las ortigas los vertederos con uralita y el olor a ruedas quemadas. Hair of the dog sería un compost doméstico, una materialidad residual, una mezcla de tierra, pelo de perro y piel muerta de su vida privada regurgitada por su propia aspiradora. La artista toma prestada la letra de la canción del grupo británico post-punk de los ochenta Bauhaus que lleva el mismo título, y que hace referencia al principio terapéutico establecido por Hipócrates como similia similibus curantur o lo semejante cura lo similar para invertir el principio de alteridad en la cuestión del mal –el mal está aquí, en el espejo, conmigo–.

Anhelo 2, Lucía C. Pino, 2021. Escultura. Hierro, metacrilato, resina de poliéster, fibra de vidrio, látex, plata, LED.

El trabajo escultórico de la artista Lucía C. Pino consiste en una agitación material de las estructuras moleculares normativas (binarias y dualistas). En su pieza Anhelo 2 nos acerca a la idea de transitoriedad como lugar habitable y no solo como lugar de paso. La mutabilidad y el cambio son, en sus procesos creativos, los vectores necesarios para crear, según explica la artista, “otros modos de existencia, subjetividad y cuerpo”. Así, de la experimentación material en sus trabajos emerge la potencia queer de todo vínculo. Resinas, hierro, plástico sintético o biológico, fibra de vidrio y aglutinantes son solo algunas de las pieles con las que la artista indaga en las agencias materiales, sus ensamblajes y posibilidades de cambio y contingencia: procesos en los que “la materia toma cuerpo» por ponerlo en palabras de Marta Sesé, una reelaboración queer del versículo bíblico que daría lugar a la duplicidad entre materia y espíritu. Anhelo 2 forma parte de una serie escultórica titulada Makebelieve Neuromancer (2021) en la que Lucía C. Pino crea un juego de palabras pares que derivan de dos ficciones transgresivas de finales del siglo xx; obras de culto como Stone Butch Blues de Leslie Feinberg o Chelsea Girls de Eileen Miles, relatos en los que la ficción de los cuerpos como escultura viviente a lo largo y ancho de la ciudad se recrea en el sentido de que se reproduce y se regocija en la ficción del espacio expositivo.

Damos vueltas en la noche y somos consumidas por el fuego, Andrea González y Eva Geist, 2022. Instalación sonora. Pistas de sonido doble estéreo 4.1 de 18:53 minutos en loop. Tiempo entre reproducciones variable.

En Damos vueltas en la noche y somos consumidas por el fuego (2022) las artista Andrea Gonzalez retoma dos trabajos anteriores, su película ES IMPOSIBLE NO PUEDE SER (2020) sobre los espectros de la Ruta del bacalao y su conferencia performática Una película sin película (2021) para materializar, junto con la compositora Eva Geist, un archivo activo de audio o un guión aumentado que nos invita al encuentro con la fe y la escucha. En su instalación de sonido espacializado nos encontramos con una voz que te habla y que confunde los límites de la auto-ficción y del storytelling mediante un remix sonoro especulativo. A partir del montaje de sus fuentes y hallazgos en sus trabajos anteriores, las artistas nos confrontan con una voz que sería sangre y heartbeat: la matriz de nuestros futuros cancelados que giran el tiempo desde lo vampírico y fantasmagórico.